Todos los caminos llevan a la rehabilitación: los incentivos fiscales al ahorro energético y a la rehabilitación en la renta serán efectivos

La rehabilitación de edificios y viviendas es uno de los pilares fundamentales del renovado, modificado y actualizado Plan de Vivienda 2013-2016. Junto con el alquiler, se ha convertido en la principal alternativa a la promoción de obra nueva y es el nicho del sector que más subvenciones ha recibido en materia inmobiliaria por parte del Gobierno.

Sin embargo, la resaca inmobiliaria y la crisis económica ha provocado en parte la paralización del crédito y la actividad en el sector, sumado a la inmovilidad de la demanda potencial. A pesar de que desde la normativa europea y cada vez más la española, ya han dibujado una hoja de ruta hacia un parque de viviendas más moderno, sostenible y avanzado, la falta de financiación para impulsar iniciativas hace que este avance sea lento. No obstante, ya están sentadas las bases.

Nuevo paradigma sobre el papel

La actividad de la rehabilitación en España todavía no acaba de despegar. “Comparado con la media europea, en España nos hemos centrado más en la obra nueva que en la rehabilitación del antiguo parque de viviendas”, asegura Javier García Breva, presidente de la coalición empresarial N2E. “Ese modelo económico ha ido acompañado de un modelo energético basado en un mayor consumo de energía que dejaba al margen los costes energéticos”. Con la crisis se ha reducido la obra nueva y nos hemos encontrado con un parque de viviendas viejo, donde más del 58% de las viviendas son anteriores a 1980 y hay más de seis millones de viviendas de más de 50 años, que necesitan ser rehabilitadas.

La coyuntura económica actual es el principal obstáculo que ve Enrique Cobreros, director técnico de Aeice, Agrupación Empresarial Innovadora para la Construcción Eficiente. No obstante, opina que desde la normativa europea ya se ha definido un marco regulatorio que exige de forma obligatoria la eficiencia energética de la edificación, sostenibilidad y rehabilitación. Además, la normativa española está transponiendo dicha regulación al caso nacional. Pero son la falta de iniciativas y planes de actuación de las administraciones públicas, así como la economía ahogada de los ciudadanos, las que impiden un verdadero impulso.

Falta compromiso de actuación

“El hecho de que el plan de rehabilitación que se aprobó en 2013 curiosamente se haya vuelto a aprobar 15 meses después, me deja perplejo“, señala García Breva, “han tardado más de un año en poner en marcha los mecanismos para distribuir en las Comunidades Autónomas los más de 2.500 millones de euros disponibles”. Asimismo, la falta de un compromiso de actuación de las CCAA y los ayuntamientos para aplicar la Ley 8/2013, del pasado 26 de junio de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas a nivel de barrios o espacios es otro de los inconvenientes que paralizan esta actividad.

“La Administración pública debe tener un papel ejemplarizante en cuanto a la rehabilitación de sus edificios”, apunta Cobreros, “campañas claras y sencillas de formación/difusión al respecto y mejora de las condiciones de acceso a las ayudas y a la financiación de estas inversiones y minimizar los riesgos para los propietarios es clave”. Lo cierto es que las ayudas vigentes para rehabilitar edificios y viviendas o urbanizar tampoco están impulsando demasiado la regeneración del parque antiguo de viviendas.

Más iniciativas

El hecho de que existan subvenciones para reformar la vivienda tampoco incentiva a los propietarios particulares a rehabilitarla de acuerdo con los criterios de eficiencia energética, si no se ven en una clara necesidad. Por eso, hace falta algo más que subvenciones para conseguir que el parque inmobiliario español de vivienda se acerque a ser más eficiente. “Incentivos fiscales al ahorro energético y a la rehabilitación en la declaración de la renta serán una política más efectiva que las subvenciones puras y duras”, opina García Breva.

A pesar de la parálisis económica del país, de las altas tasas de desempleo y la falta de financiación hacia el ladrillo, las principales iniciativas políticas nacionales y europeas cada vez exigen más eficiencia energética. Un ejemplo son los fondos estructurales 2014-2020 de la UE que marcan la rehabilitación energética como uno de los nichos claros a los que van dirigidos o el programa Horizon 2020 de convocatorias de proyectos de I+D+i que marca la eficiencia energética, la rehabilitación y el respecto al medio ambiente como ejes fundamentales de sus actuaciones. Sin contar con la directiva europea de eficiencia energética que exige al parque español de viviendas un consumo de energía casi nulo para 2020. El tiempo demostrará si finalmente se llevan a la práctica.