María Candelas: “Nada me intimidó para formarme en este sector; tampoco voy a dejar de hacer algo porque ninguna mujer me quiera acompañar"
Nunca antes María se había planteado formarse en 'energías renovables'. Sin embargo, su curiosidad y sus ganas de aprender hicieron que esta mujer se lanzase a conocer un mundo totalmente ajeno para ella y esté decidida a seguir unida a él laboralmente
Con 36 años, y después de ser madre, María decidió cambiar de aires. Tras un tiempo en paro, probó suerte en el mundo de las energías renovables a través del Certificado de Profesionalidad de "Operaciones básicas en el montaje y mantenimiento de instalaciones de energías renovables”, que realizó en el Centro de Formación de la Fundación Laboral en Revilla de Camargo (Cantabria). Ser la única chica en un mundo mayoritariamente de hombres no ha influido para que esta mujer esté decidida a seguir unida al sector para trabajar. Sus ganas de aprender y superarse han animado a María a conocer un sector nuevo, y a especializarse en él.
PREGUNTA.- ¿Cuál era tu situación laboral cuando te inscribiste en el curso? ¿Cómo conociste este curso?
RESPUESTA.- Yo estaba en paro y no me salía trabajo, por lo que pasé a mirar cursos y aprovechar el tiempo. Me llegaban cartas del Servicio Público de Empleo, con oferta de cursos. De todos los que había, este era el que más me interesaba.
P.- ¿Por qué elegiste este curso en concreto?
R.- Principalmente por curiosidad. Yo no sabía nada del tema y veía que era una salida para mi futuro. También me llamó la atención porque este curso no tenía nada que ver con mis trabajos anteriores. Yo había estado como guarda de campo y en una cadena de montaje en unos laboratorios. Yo soy así, un poco todoterreno.
P.- ¿Cómo fue tu primer día en el curso?
R.- Yo llegué al curso sabiendo de qué iba a ir. El primer día vimos qué módulos íbamos a ver, las materias que íbamos a tocar y los puestos de trabajo a los que podíamos optar una vez terminado el curso. Tampoco me asusté cuando nos lo contaron; ya sabía lo que me iba a encontrar.
P.- ¿Cuántos alumnos érais en el curso? ¿Eras la única chica?
R.- Empezamos quince alumnos y terminamos once. Y sí, era la única mujer. No tengo ni idea de por qué no se animaron más. No sé si es porque había otros cursos, o si esto directamente no les interesó a otras. Quizás fuera el hecho de ir a un curso y que no hubiera más mujeres. Aunque eso es la pescadilla que se muerde la cola: no te apuntas a un curso porque no va a haber más chicas, piensas que te vas a sentir marginada…
P.- ¿Tú tuviste algún problema por el hecho de ser la única mujer en el curso?
R.- No, la verdad es que el curso transcurrió como si el resto hubiesen sido mujeres. Pero también tengo que decir que era diferente. Eran quince chicos y yo la única chica, y al final hubo un poco de rivalidad “hombres contra mujeres y mujeres contra hombres”, pero trabajé bien con ellos. También tuve alguna aspereza con alguno, porque se confundían, se piensan que si les hablas o eres simpática… Pero durante el curso me fui ganando poco a poco mi puesto, y vieron que soy mujer y capaz de hacer el mismo trabajo. Igual hay otras que no pueden hacerlo, pero eso es como todo.
P.- A ti, ser la única mujer en el curso no te echó para atrás...
R.- Es más, me hizo crecerme y decir: ahora lo voy a terminar y voy a ser capaz. Hay que seguir luchando. A mí nada me intimidó, tampoco voy a dejar de hacer una cosa porque ninguna otra me quiera acompañar. Era lo que me apetecía hacer en ese momento. Por lo general, mis compañeros me respetaron como persona, no miraron el sexo, entonces no hubo problema.
P.- ¿Qué fue lo que te pareció más interesante de lo que viste en el curso?
R.- Por supuesto, lo que nunca había visto, como eran las placas solares, tanto las ACS como las térmicas. Era lo que yo quería ver, lo que realmente me interesaba: cómo se instalan, los cálculos que se necesitan, los diferentes tipos de instalaciones…
P.- ¿Y lo que menos?
R.- Lo que menos me gustó fue el tema de mecánica, el verme trabajando en un taller, ya que yo nunca me había visto en uno. Claro que sabía lo que era una llave inglesa, un martillo… Pero de ahí a manejar y aprender a limar o soldar, hay un trecho, porque no tenía ni idea. Por supuesto que ahora sería capaz de hacer todo esto si me lo pidieran. Es como todo: si no te has molestado en aprender una cosa, todo te asusta porque no sabes, por desconocimiento. Pero si tienes ganas y te pones, claro que aprendes. Yo ahora soy capaz de hacerlo, por supuesto.
P.- ¿Cuál ha sido tu impresión general del curso ahora que lo has terminado?
R.- Ha sido buena. He cogido conocimientos que me van a servir tanto para encontrar un empleo, como para hacer cosas en casa. Mira, por ejemplo, el otro día se nos atascó el lavabo y fui capaz de desmontarlo y montarlo. Antes del curso, ni le ponía ganas a estas cosas. Puede que sea una tontería, pero ahora sí me pongo y lo hago, y me hace ilusión, porque ves que lo que has estudiado lo puedes poner en práctica.
P.- ¿Hiciste prácticas en alguna empresa? ¿Cómo fue la experiencia?
R.- Hice unas 150 horas de prácticas en una empresa de fontanería. Puedo ayudar, pero no todo lo que me gustaría, porque no tengo los conocimientos y no hubo ningún proyecto dirigido específicamente a la instalación de placas solares. Pero realizamos otras tareas que me pueden servir para encontrar trabajo: hicimos instalaciones de gas, instalamos descalcificadoras, trabajos de mantenimiento... Tocamos diferentes palos, y aunque nos movíamos en grupos de tres o cuatro personas, no había ninguna mujer a la vista.
P.- Un problema que afecta al sector de la construcción es la falta de mano de obra joven, ¿cuál fue tu impresión durante el curso? ¿Por qué no te animaste a hacer este curso antes?
R.- De los once que terminamos el curso, solo tres o cuatro éramos jóvenes. El resto era gente de entre 50 y 60 años. Y, claro, una vez empiecen a trabajar de esto, yo creo que les va a costar un poco. En mi caso, yo me he animado a hacer este curso después de ser madre, para intentar tener otra salida, porque veo que cada vez es más difícil encontrar trabajo. Tampoco me planteé hacer este tipo de cursos antes, me iba bien en otros sectores.
P.- ¿Estás buscando trabajo en el sector?
R.- He echado currículums de todo lo que yo he trabajado, incluido en el mundo de las renovables. Tengo contactos del curso y ofertas que han salido donde buscan a gente con conocimientos y terminan de formar ellos directamente. Yo me veo capaz de instalar placas solares, y es lo que buscan ahora las empresas. El problema es que yo ahora, con los niños pequeños no tengo movilidad. Si tuviera, ahora mismo encontraría trabajo, porque están saliendo ofertas en Aragón, en el sur…
P.- ¿Crees que puedes tener problemas a la hora de compaginar tu trabajo en el sector con la vida en familia?
R.- Ahí está el problema, la conciliación familiar. Ahí se tiene que trabajar mucho, pero también para los hombres. Si buscas una empresa que tenga un horario continuo, con el que tú puedas hacer cosas, todo bien. Pero claro, hay empresas que lo tienen y otras que no. Donde yo hice las practicas, me iba a las 7 de la mañana y hasta las 7 de la tarde no volvía a casa. No es imposible conciliar ambas vidas, claro que lo puedes hacer, pero es verdad que abandonas una parte. Yo antes de tener niños trabajé en todo lo que pude, pero cuando tienes una familia es más difícil. Pero bueno, espero que todo se pueda. Yo quiero hacer las dos cosas. Todavía faltan muchas puertas por abrir.
P.- ¿Qué le dirías a una chica que se plantea meterse en el sector de la construcción?
R.- Yo le diría que en la vida hay que tener carácter. Yo lo tengo. Siendo la única mujer con quince hombres, no te tienes que tomar todo al pie de la letra, pero hay que saber batallar. Si tiene ganas y es lo que quiere, que tire para delante, que luche por ello. Que no es un problema, que nunca se tiene que rendir. Luego en el futuro habrá más gente como ella, más chicas en el sector. Que lo haga, que no sea un impedimento.