María del Castillo, formadora en la FLC: “Nada más verme, los alumnos preguntaron si yo también les iba a enseñar a poner ladrillos"
Tras desempeñar diversos puestos de relevancia en el sector de la construcción, en la actualidad esta arquitecta técnica trabaja como formadora de la Fundación Laboral, en un Certificado de Profesionalidad de Edificación y Obra Civil
A sus 46 años de edad, y describiéndose como una enamorada de la restauración y rehabilitación de edificios antiguos, la arquitecta técnica María del Castillo Almena trabaja en la actualidad como formadora de la Fundación Laboral de la Construcción, en la impartición de un Certificado de Profesionalidad de Edificación y Obra Civil, de 600 horas, en el Centro de Formación que la entidad tiene en Vicálvaro (Madrid).
María del Castillo trabajó durante 14 años en su pasión de restaurar el patrimonio histórico, para lo que completó su formación como aparejadora con diversos cursos especializados en materiales y técnicas constructivas –algunos de ellos impartidos por la Fundación Laboral-. Gracias a ello trabajó como jefa de obra en diversos proyectos de rehabilitación de envergadura, como el Museo de Santa Cruz de Toledo, la restauración parcial de las murallas de Ciudad Rodrigo (Salamanca), la fachada del Palacio Arzobispal de Valladolid, o la demolición parcial del Palacio Ducal de Lerma (Burgos, actual Parador de Turismo), entre otros.
Tras trabajar durante tres años como arquitecta técnica en el Ayuntamiento de Ciudad Rodrigo, etapa que describe como “una de las más felices” de su trayectoria profesional, saltó al departamento de “Contratación de obras y control de costes” de una subcontrata de Airbus, un puesto “mucho más de oficina y de perfil más económico”, en el que echaba mucho de menos estar al pie del cañón en las obras.
La crisis del sector de la construcción y un grave accidente de coche que le dejó importantes secuelas físicas, le hicieron dar un giro a su carrera profesional, ayudada por el Programa de Coaching "Reinventándome", impartido por el Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos Técnicos de Madrid (COAATM), y por el que se siente muy agradecida, porque le ayudó a "salir a flote de un momento profesional y personal muy duro". Ahora lleva dos años dedicándose a la docencia, donde, en sus palabras, "puedo enseñar a otros todo lo que yo aprendí a pie de obra”.
Como formadora, María se involucra con sus alumnos y los “prohija", y eso se nota en cómo les trata, cómo habla de ellos, y en el aprecio que también le demuestran a ella. Se trata de un grupo de jóvenes menores de 30 años -15 chicos y 5 chicas-, que luchan por abrirse paso en un sector “aún demonizado por la gran crisis sufrida”, pero con “salidas profesionales aseguradas en cuanto acaben estos estudios". María aún recuerda el día en el que la presentaron al grupo: “Pensaban que yo era la profe de la parte teórica del aula, y cuando vieron que no, preguntaron: - Pero tú también nos vas a enseñar a poner ladrillos?”.
Pregunta: Tras 22 años de experiencia en la construcción, ¿qué evolución has notado sobre la presencia de las mujeres en el sector?
Respuesta: Cuando empecé, casi todo eran hombres; ahora ves más mujeres, sobre todo formándose, pero está claro que sigue siendo un sector mayoritariamente masculino.
P.- ¿Has vivido en tus carnes algún tipo de “machismo” en las obras?
R.- Uf, sí. Una vez un promotor me llegó a echar de la obra cuando llegué y le dijeron que yo iba a dirigirla. La empresa que iba a ejecutarla me rescindió el contrato y me quedé en el paro.
P.- ¿Has trabajado alguna vez con otras mujeres en alguna obra?
R.- Sí, curiosamente, a principios del año 2000, en la restauración del Convento de Santa Fe, en Toledo, yo era la jefa de obra y me dejaron libertad en la contratación, y contraté todo mujeres: gruista, restauradoras… Llamaba tanto la atención que fuéramos sólo mujeres, que vinieron algunos medios de comunicación a grabarnos.
P.- Pero hoy en día, los medios siguen sacando reportajes sobre la presencia de mujeres en el sector, lo que denota que la cosa no ha cambiado tanto, ¿no?
R.- Efectivamente, las cosas no han cambiado tanto y es una pena. Igual que hay algunos trabajos donde se requiere más fuerza física y que es lógico que los desempeñen los hombres, por su propia complexión, las mujeres por lo general somos más finas y detallistas y creo que hay algunos trabajos en del sector que se nos dan mejor y en los que podríamos despuntar más.
P.- ¿Y qué harías para invitarlas a que se incorporen al sector?
R.- En primer lugar, les diría que no tuvieran miedo, y luego, que empezaran a formarse y especializarse, que pueden empezar desde niveles muy básicos e ir evolucionando. Que el trabajo en la obra es muy gratificante, ver el resultado de algo en lo que has contribuido a hacer con tus propias manos. He tenido algunas alumnas que han empezado desde cero, y algunas con situaciones familiares muy complejas, y hoy en día trabajan en la construcción especializadas en andamios o en trabajos en altura, con sueldos y puestos estables que les encantan, y se sienten súper orgullosas de ello.
P.- ¿Crees que es necesario también un “lavado de imagen” del sector?
R.- Sí, por supuesto. Hay mucha gente ya no confía en este sector para desarrollar una carrera profesional y menos aún los jóvenes, que buscan una estabilidad para poder independizarse y crear una familia. Hay que transmitir más que la construcción es un sector con salidas profesionales seguras y que, tras la crisis, la situación se ha normalizado.
P.- ¿En tu carrera profesional, qué es lo que más te ha costado conseguir por ser mujer?
R.- Sobre todo tener que demostrar mi valía constantemente para conseguir que me respetaran. Sobre todo en la dirección de obras, la mayoría de los hombres de los equipos que tenía, partían de la base de que por ser mujer no sabías bien lo que significaba cada cosa, y sólo cuando les vas demostrando todo lo que sabes y que estás preparada como cualquier hombre, es cuando te ganas su respeto. En casi todos los puestos de trabajo que tuve ‘en obra’, fue así.
P.- He visto en tu curriculum que varios de tus cursos los hiciste con la Fundación Laboral. ¿Los recomendarías?
R.- Sí, claro, por supuesto. La mayoría los hice en modalidad de teleformación, con materiales didácticos muy intuitivos y bien elaborados, y eso te permite mucha libertad y flexibilidad para poder formarte, cuando además tienes trabajo y familia a la vez.
P.- ¿Creíais que alguna vez serías tú la que impartieras cursos en la Fundación? ¿Crees que los trabajadores del sector nos ven como “su Fundación”?
R.- Pues no; ha sido algo curioso. La vida da muchas vueltas y me encanta poder formar parte ahora de esta entidad. No hay ninguna otra organización tan grande que dé cursos de la construcción comparable a la Fundación, con todos sus centros y los recursos que tiene, pero creo que sigue habiendo mucha gente del sector que aún no la conoce bien, qué es la Fundación, por qué se creó, cuáles son sus fines, y que puede encontrar cursos gratuitos, etc. La Fundación Laboral también tiene que darse más a conocer.