Centro Cultural Matadero: cuando el presente se fusiona con el pasado
El proyecto de rehabilitación del Matadero de Madrid recibe el premio del Foment de les Arts i del Disseny (FAD)
Prensa Matadero y agencias.
Reversibilidad. Esta palabra define el leit-motiv que persiguen las actuaciones de rehabilitación que se han llevado cabo en el Matadero de Madrid, un estilo de trabajo que permite que, en cualquier momento, los edificios puedan ser fácilmente devueltos a su estado original. Porque hay ocasiones en las que es necesario destacar el valor del pasado, especialmente cuando ha dejado grandes recuerdos en la retina de millones de personas.
Y éste es el caso del Centro Cultural Matadero de Madrid, cuyo proyecto de rehabilitación ha cautivado al jurado del Foment de les Arts i del Disseny (FAD) –el primer centro de referencia del diseño y la arquitectura en Cataluña y España- hasta el punto de que este año haya otorgado, en una decisión sin precedentes, el trabajo común de varios estudios de jóvenes arquitectos, en la 54º edición de sus premios FAD de Arquitectura 2012. Un reconocimiento que, hoy en día, es considerado como el más importante en las diferentes disciplinas del diseño y la arquitectura en España.
Según el jurado, “la actitud global de la propuesta, que apuesta de forma valiente por la experimentación y el respeto a los espacios de libertad gestionados desde la sociedad civil, como la conceptualización del proyecto, desde su inicio en 2007, con la rehabilitación del vestíbulo y el espacio Intermediae, hasta las recientes intervenciones de la Nave 16 y la Nave de Música finalistas en la presente edición de los Premios FAD”.
Una historia que contar
El matadero y el mercado de ganados de Arganzuela fue, desde sus inicios, a comienzos del siglo XX, un proyecto abierto y susceptible de crecer. El proyecto del arquitecto municipal Luis Bellido, con una superficie de 165.415 metros cuadrados, se estructuró en torno a un conjunto de pabellones dedicados a diversas funciones y servicios: dirección y administración, mercados de ganado, sección sanitaria, cocheras, cuadras e, incluso, servicio ferroviario. Se trataba de una construcción de estilo neomudéjar caracterizada por la funcionalidad, racionalidad constructiva y sencillez conceptual.
Una vez finalizada la Guerra Civil se admitieron otros usos para estos edificios, y se construyó la nave para almacén de patatas en 1940, posteriormente transformada en invernadero en 1992. Años más tarde, en 1970, las instalaciones comenzaron a quedar obsoletas, por lo que se iniciaron una serie de intervenciones para dotar de nuevos usos a algunas naves. En los 80, el arquitecto Rafael Fernández-Rañada transformó el edificio destinado a dirección y administración del antiguo matadero, más conocido como Casa del Reloj, en sede de la Junta Municipal de Arganzuela, así como la nave de estabulación y venta de terneras en espacio para actividades de índole sociocultural. En los años 90, el arquitecto Antonio Fernández Alba transformó los antiguos establos de vacuno en sede del Ballet Nacional de España y de la compañía Nacional de Danza.
Tras un uso prolongado de casi seis décadas, se produjo la clausura definitiva en 1996, trasladándose los servicios a Mercamadrid. Desde entonces, se sucedieron diversas propuestas sobre su posible contenido y forma de gestión: servicios de televisión, universidad, museos, servicios de hostelería, artesanía, ocio, etc.
En 2003, el Ayuntamiento de Madrid abandona la idea de encomendar la rehabilitación del conjunto a un operador internacional. Es entonces cuando el Área de las Artes decide diseñar, ejecutar y dirigir la reconversión de este espacio en un gran laboratorio de creación actual.
Así, Matadero Madrid es uno de los tres vértices de la red de centros culturales metropolitanos diseñados para Madrid, junto a Conde Duque y CentroCentro, en la nueva sede municipal del Palacio de Cibeles.
Un gran proyecto de rehabilitación
Sin duda alguna, el proyecto del Matadero de Madrid ha sido uno de los grandes proyectos de rehabilitación realizados en los últimos años en la capital. De hecho, así lo corroboran los premios otorgados por el FAD.
Se trata de varias intervenciones, realizadas por fases, en las que se ha buscado el equilibrio entre el respeto máximo al espacio, y una dotación específica, que lo distinga, a través del uso limitado de materiales industriales directos y que, al mismo tiempo, proporcione servicio a los diferentes usos que pueda albergar.
El arquitecto Arturo Franco ha sido el autor de la primera de las intervenciones realizadas, la del vestíbulo (Paseo de la Chopera, 14), que se abrió al público en febrero de 2007. En ésta, el hierro y el vidrio son los materiales protagonistas.
Las Naves del Español definen el conjunto escénico de 5.900 m2, fruto del trabajo de colaboración interdisciplinar del director de teatro Mario Gas, el escenógrafo Jean Guy Lecat, el técnico escenógrafo Francisco Fontanals y el arquitecto municipal Emilio Esteras. La intervención dota el espacio de múltiples configuraciones escénicas, introduciéndose nuevos elementos y materiales (policarbonato y estructura de andamio) que se yuxtaponen a los existentes y permiten una clara lectura de las intervenciones.
En noviembre de 2007, abrió sus puertas la Central de Diseño, fruto del proyecto encargado a José Antonio García Roldán. Su actuación ha consistido en mantener la fuerza de la propia descomposición constructiva de los elementos, incorporando materiales reciclados y reciclables: policarbonato desmontable para el muro luminoso, bandejas industriales de parachoques reciclados en el suelo y hierro galvanizado.
Posteriormente, en junio de 2011, se realizó la apertura de la Nave 16, un versátil espacio expositivo de más de cuatro mil metros cuadrados, cuya rehabilitación llevaron a cabo los arquitectos Alejandro Vírseda, José Ignacio Carnicero e Ignacio Vila Almazán. Esta rehabilitación se convirtió en proyecto finalista de los premios FAD de Arquitectura 2012.
La transformación de la Nave 15 en la actual Nave de Música, abierta al público en octubre de 2011, y realizada por María Langarita y Víctor Navarro, une los principios de reversibilidad, flexibilidad y el respeto a las estructuras originales, creando un lugar único dedicado a la música y el arte sonoro, con escenarios, salas de ensayo, de conferencias, de radio y estudio.
La Cineteca cuenta con un espacio total de 2.688 m2. El proyecto arquitectónico, de José María Churtichaga y Cayetana de la Quadra Salcedo, ha conservado la concepción general de las construcciones existentes, además de la funcionalidad y el encanto del espacio original.
Finalmente, cabe destacar el último proyecto arquitectónico inaugurado: los Escaravox de Andrés Jaque Arquitectos. Dos dispositivos que sirven al tiempo como espacio escénico, zona de proyecciones y área de sombra y descanso en la Plaza Matadero, el patio central del centro de creación contemporánea, realizados a partir de los sistemas de riego móviles de las grandes explotaciones agrícolas. Cuentan con sistemas de luz y sonido, pantallas, monitores, vegetación y otros dispositivos.